sábado, 26 de noviembre de 2016

En el temblequeo del alma,
En el ardor insondable en el centro
En la incomprensión propia y ajena.
Ahí.

Es desarmarnos, sin saber unir las piezas;
Éstas mutaron..
Pero no mis manos.
No mis soles, aunque estén más apagados.

Promesas en vano, respuestas predeciblemente impredecibles
Y vos.
Y yo.
Y lo nuestro, que no es de nadie;
Ni siquiera del destino.

Aunque entre el barro y el alcohol,
La mugre y los halos,
Los besos  y las traiciones,
Uno crezca igual.

Es ahí
En el desencuentro y la injusticia
En los tonos de la vida
 Donde yace mi luz.

miércoles, 17 de agosto de 2016

En la ruina insondable de los esquemas
La libertad de existir es de todos los cuerpos, pero existir libres.
Mi sangre ya transporta viejas pasiones enmohecidas
En  un otoño falso de sutil silueta que habita en mi piel.


Un corazón partido embalsamado de mentiras
Se atrinchera en otra realidad, la del sueño.
Mi cuerpo ya no es mío,
Lo perdí entre tantas condiciones ajenas.

Mi piel repele mis huesos
Mis pies desnudos no se deciden si ser alas o ser muro,
¿A que altura hay que llegar volando para sabernos en el cielo?
¿Qué tanto hay que huir para sabernos lejos?
¿Cuáles son tus límites para aceptar, de una vez y por fin, que estas en el límite?

Ya no soy mis curvas,
Ni mis pliegues,
Ni  aquellas mascaras, tiesas testigos de la noche;
Cuando un gajo de tanta farsa cayó al centro

Desde la trinchera,
Donde sé protegerme de los arañazos
Veo una luz de magma atravesar mi suelo
No apoyaré mis espaldas, existiré un poco más.

sábado, 23 de abril de 2016

en proceso.

Y en el insonmio, el silencio me envuelve formando un manto de lúgubre pensar. El aire gélido, cortado y tieso, pasa por mi nariz y ya es otra mi sombra. Ineludiblemente, cambió mi luz, atardezco todos los días con los ojos en historias ajenas, arriba del techo y sin pensar demasiado en mí. 
Por dentro, cientos de demonios de dolor y tristeza hacen un festín con mis entrañas; la angustia de a culpa y la fragilidad de ser víctima se baten a duelo, pero no gana ninguna. Y todo esto en mi alma que, congelada como mis pies de lino, espera como ausente, como sombría a que mi pequeñez baste para la voracidad de un amor contrariado.
Así de duro es amarte, así de simple y complejo. Con sombras de hastío y con halos de innegable hermosura, plantandome siempre en el dintel donde dos viejas, una viuda y otra divorciada con rencor, discuten sobre por qué la piel se eriza y por qué se convierte en vicio la excitación.
Aunque duela,y tu tierna rima responda oliendo a inalterables dudas, soy quien está aquí, dubitando entre quererte o no, en la oquedad de mis creencias.