sábado, 23 de abril de 2016

en proceso.

Y en el insonmio, el silencio me envuelve formando un manto de lúgubre pensar. El aire gélido, cortado y tieso, pasa por mi nariz y ya es otra mi sombra. Ineludiblemente, cambió mi luz, atardezco todos los días con los ojos en historias ajenas, arriba del techo y sin pensar demasiado en mí. 
Por dentro, cientos de demonios de dolor y tristeza hacen un festín con mis entrañas; la angustia de a culpa y la fragilidad de ser víctima se baten a duelo, pero no gana ninguna. Y todo esto en mi alma que, congelada como mis pies de lino, espera como ausente, como sombría a que mi pequeñez baste para la voracidad de un amor contrariado.
Así de duro es amarte, así de simple y complejo. Con sombras de hastío y con halos de innegable hermosura, plantandome siempre en el dintel donde dos viejas, una viuda y otra divorciada con rencor, discuten sobre por qué la piel se eriza y por qué se convierte en vicio la excitación.
Aunque duela,y tu tierna rima responda oliendo a inalterables dudas, soy quien está aquí, dubitando entre quererte o no, en la oquedad de mis creencias.