miércoles, 29 de marzo de 2017

Es fortuita tu ficción para mi voraz corazón jauría.
No así tu piel, enmarañada de abismos, laberintos de oropel que el agua quema como a las brujas.
No así tu piel, porque desdeña mi carne y toda mi integridad, se revuelca con mis fibras más poderosas y les hinca en una acupuntura exacta esquirlas de hierro molido que lastiman cada órgano vital, y me hace morir. Y aunque mi corazón revive por la fuerza del tiempo que guardé en una taza de té, ya nada es lo mismo.
No así tu piel, porque encierra tu mente y la deja salir para pegarse a mi bello, y entrar por mis poros, directo a mi sangre.

¡No importa! Alejaré mi mente de la tuya, aunque eso nada tenga que ver con mover el cuerpo.

Porque el cuerpo inmóvil en un zapallo anaranjado, y la mente volando junto a las polillas rezagadas cerca de los cables del teléfono, ahí estás.  Estás-

Estás.


¡La puta madre! Hay cosas que nunca mueren

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